
¿Es posible el turismo durante una guerra?
¿Es posible el turismo durante una guerra?
Cuando pensamos en turismo, solemos imaginar paisajes idílicos, calles vibrantes y tranquilidad. Pero, ¿qué pasa cuando un país atraviesa una guerra? ¿Puede el turismo seguir existiendo, aunque sea en otra forma? Ucrania, a más de dos años del inicio de la invasión rusa, nos obliga a replantearnos esta pregunta.
Un turismo resiliente
A pesar del conflicto, Ucrania no ha cerrado sus puertas al mundo. Si bien el turismo internacional se ha reducido drásticamente, el turismo no ha desaparecido. Se ha transformado.
En 2023, más de 2,5 millones de personas entraron al país, entre turistas, voluntarios, diplomáticos y periodistas. Y lo más notable: el turismo interno creció tanto que los ingresos por tasas turísticas superaron los niveles previos a la guerra. ¿Quiénes viajan dentro del país? Principalmente ucranianos que buscan reconectar con sus raíces, descansar o simplemente escapar del estrés constante del conflicto.
Nuevas modalidades de viajar
La modalidad turística en Ucrania hoy es distinta, marcada por la resiliencia, la memoria y la solidaridad:
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Turismo interno: el motor principal. Destinos como Lviv, los Cárpatos o Truskavets atraen a familias y desplazados que buscan seguridad, naturaleza y cierta normalidad.
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Turismo de guerra: sí, existe. Se organizan visitas guiadas a ciudades liberadas como Bucha o Irpin, donde los turistas, muchos de ellos extranjeros con fines documentales o solidarios, buscan entender de cerca el impacto del conflicto.
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Turismo cultural: festivales, museos y cafés siguen funcionando en ciudades menos afectadas. La cultura resiste, y eso también es una forma de viajar.
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Turismo médico y de bienestar: clínicas en el oeste ofrecen tratamientos de rehabilitación física y emocional, tanto para locales como para visitantes.
¿Y la seguridad?
Viajar hoy a Ucrania requiere responsabilidad. No hay vuelos comerciales, y la entrada al país es únicamente terrestre. Las zonas del este y del sur están activamente en conflicto y no son recomendables para ningún tipo de visita. Sin embargo, ciudades del oeste como Lviv, Chernivtsi o Ivano-Frankivsk operan con relativa normalidad: hoteles abiertos, transporte funcionando, refugios preparados y apps que avisan sobre alertas aéreas.
¿Por qué viajar a un país en guerra?
Cada viajero tiene sus razones. Algunos quieren mostrar solidaridad, otros contar historias, algunos simplemente reencontrarse con sus raíces. En este contexto, el turismo deja de ser ocio y se convierte en testimonio, en puente entre realidades. Porque a veces, viajar también puede ser una forma de resistir.
¿Viajar durante una guerra?
En Ucrania, la respuesta es sí, pero con consciencia, respeto y empatía. Porque incluso en los momentos más oscuros, hay historias que merecen ser vistas, escuchadas y contadas.
¿Te interesaría conocer destinos alternativos dentro de Ucrania o cómo colaborar como turista responsable? Dejá tu comentario o escribime, y lo charlamos.